Isla Lord Howe es un lugar que, a primera vista, parecería propenso al sobreturismo debido a sus imponentes montañas, playas de arena blanca y aguas cristalinas llenas de peces de colores. No obstante, en esta isla de aproximadamente 400 habitantes, situada a 600 km de la costa este de Australia, las playas están vacías y los únicos sonidos que se escuchan al caminar por sus bosques y montañas son los de la fauna local.
Lo que mantiene a la isla tan prístina es una táctica utilizada en muy pocos lugares: limitar la cantidad de turistas. Desde hace más de 40 años, Lord Howe ha implementado un límite de 400 turistas a la vez, controlando la cantidad de camas disponibles para visitantes.
Viajar a la isla no es tarea fácil, pues las tarifas aéreas de ida y vuelta a Sídney pueden superar los 630 euros y, en temporada alta, los alojamientos para dos personas oscilan entre 190 hasta más de 2.800 euros por noche. Makiiti comenta que Bowker tiene reservaciones hasta 2026.
Los isleños valoran la conservación sobre el crecimiento turístico (Getty)
Dean Hiscox, quien dirige Lord Howe Environmental Tours, enfatizó en una entrevista con CNN que dichas políticas evidencian un “deseo unido de asegurar que la naturaleza prevalezca”, remarcando que más del 85% de la isla está cubierta por bosques nativos y alrededor del 70% es una Reserva de Parque Permanente, donde el desarrollo está prohibido.
Ian Hutton, un naturalista y fotógrafo que ha vivido en la isla desde 1980, agrega que “las familias que han estado aquí durante cinco, seis, siete generaciones siempre han reconocido lo especial que es su estilo de vida”. Hutton, quien también es curador del Museo de la Isla Lord Howe, describió la vida en la isla como “vivir dentro de un documental de David Attenborough”.
Aunque la isla mide solo 11 km de largo, está densamente poblada con plantas y animales únicos. En el popular sendero de Mount Gower se encuentra un raro bosque nuboso en peligro de extinción, y en la costa es posible ver las colonias de anidación del Petrel de Providence, un ave marina amigable que se deja levantar por los humanos.
Más del 85% de Lord Howe está cubierto por bosques nativos (Getty)
La cercanía a la naturaleza es una gran atracción. Las playas están a pocos minutos de las casas de huéspedes, lo que hace de Lord Howe “las vacaciones más fáciles”, comentó Anthony Riddle. Hiscox añade que los visitantes pueden llegar a la línea del arrecife principal en solo cinco o diez minutos de navegación, a diferencia de la Gran Barrera de Coral, donde el viaje puede durar de tres a cuatro horas.
La isla también sobresale por sus estrictos procedimientos de bioseguridad para protegerse de especies invasoras. Todos los visitantes y mercancías son inspeccionados, incluyendo por perros detectores. Hutton destaca que “los perros detectores no buscan marihuana, solo ratas y ranas”.
Lord Howe cuenta con un destacado programa de erradicación de malas hierbas y ha llevado a cabo la eliminación de especies depredadoras introducidas como cerdos, cabras y gatos ferales. Una iniciativa reciente eliminó ratas y ratones, lo que ha permitido que especies nativas bajo amenaza, como el ave sin vuelo Woodhen, prosperen nuevamente.
Sin servicio de telefonía móvil, los residentes y turistas dependen de Wi-Fi en Lord Howe
Makiiti recordó cómo era la vida antes de la construcción de una pista de aterrizaje en los 70: “No había televisión, internet ni teléfonos. Vivíamos de manera completamente natural. Y bastante salvaje, creo, pero salvaje seguro”. Incluso hoy, los residentes mantienen sus puertas sin llave y no hay servicio de telefonía móvil, solo redes Wi-Fi en casa.
A pesar de los desafíos, los isleños han encontrado maneras únicas de adaptarse. La agricultura y la jardinería compensan los costos de vida, considerablemente más altos que en el continente, y existe un sistema de trueque.
Matassoni señala que la sostenibilidad está en el ADN de la comunidad. “Nos enseñan desde pequeños a respetar el medio ambiente” añadió. Además, más del 80% de la electricidad de la isla proviene de una red solar comunitaria y todos los residentes deben gestionar sus residuos de manera responsable.
En palabras de Makiiti, los isleños siempre utilizan la analogía de que “menos es más”. Riddle agrega que “cuanto más tiempo podamos mantener esta unicidad, más únicos seremos en el mundo”.