La izquierda triunfó, Le Pen quedó tercera y Macron respira

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La izquierda francesa protagonizó ayer una gran vuelco electoral al quedar en cabeza de las La izquierda triunfó, Le Pen quedó tercera y Macron respira, por delante del bloque macronista, lo que relegó a la favorita, la ultraderecha de Marine Le Pen, al tercer lugar.

La izquierda francesa protagonizó ayer una gran vuelco electoral al quedar en cabeza de las La izquierda triunfó, Le Pen quedó tercera y Macron respira, por delante del bloque macronista, lo que relegó a la favorita, la ultraderecha de Marine Le Pen, al tercer lugar.

Pero el imprevisto mapa político que deja la segunda vuelta anticipa una Asamblea Nacional enormemente dividida y sin mayorías claras, por lo que la gobernabilidad de Francia entra en una fase muy incierta, más aún en un país sin tradición de coaliciones ni alianzas.

Con los 577 escaños de la Cámara ya asignados, el Nuevo Frente Popular (NFP) de socialistas, comunistas, ecologistas y la más radical La Francia Insumisa (LFI) quedó en primer lugar con 182 escaños, más otros 13 independientes de izquierda, según los datos oficiales del Ministerio del Interior.

El bloque macronista, formado por tres partidos, perdió su mayoría al quedarse en 168 diputados, con una caída apreciable respecto de los 250 que tenía, pero mucho menos pronunciada de lo que vaticinaba la primera vuelta.

Y el tercer puesto fue para la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), que partía como gran favorita tras su victoria en la primera vuelta, pero que se quedó en 143 escaños.

A pesar de esta fuerte decepción, el RN logra un resultado histórico, muy por encima de los 89 diputados de 2022, que ya supusieron un salto excepcional desde los 8 que tenían en 2017.

El conservador Los Republicanos (LR) logra 45 diputados, a los que podría añadir otros 15 independientes de derechas.

Con una participación muy alta, en torno al 67 %, muchos franceses parecen haberse movilizado para frenar la llegada al poder de la ultraderecha tras su triunfo en la primera vuelta del 30 de junio.

Elección del premier

La mayoría absoluta está en 289, una cifra solo alcanzable con pactos que ahora mismo se presentan como improbables ante el veto de los macronistas y los conservadores a LFI, que tendrá más de 80 diputados dentro del paraguas del NFP.

El líder de LFI, el volcánico Jean Luc Mélenchon, se apresuró a exigir al presidente, Emmanuel Macron, que nombre un primer ministro de la alianza de izquierdas.

Mélenchon afirmó que el Nuevo Frente Popular “tiene que aplicar su programa y solo su programa”, y rechazó entrar en negociaciones con la coalición de Macron.

Más prudente fue el expresidente socialista François Hollande, quien fue elegido diputado tras volver a la política activa en estas elecciones, y que reconoció que, sin mayoría absoluta, la izquierda debe mostrar “responsabilidad” para aplicar su programa y pacificar el país tras la fractura de la campaña.

Sin premura

En el campo presidencial, el primer ministro, Gabriel Attal, anunció que hoy presentará a Macron su dimisión, pero se abrió a dirigir un Gobierno provisional debido a la “situación política sin precedentes” y a que Francia inaugura en menos de tres semanas los Juegos Olímpicos de París.

Fuentes del Elíseo avanzaron que Macron, que hoy viaja a Washington para participar en la cumbre de la OTAN, va a tomarse tiempo hasta que se instaure la nueva Asamblea Nacional “para tomar las decisiones necesarias”, es decir para decidir sobre el Gobierno que se pueda constituir.

Y añadieron que Macron, cuando tenga que decidir, como “garante de las instituciones, velará para que se respete la decisión soberana de los franceses”.

Muy distinto era el ambiente en la noche electoral del RN, donde su presidente y aspirante a primer ministro, Jordan Bardella, denunció con gesto adusto las “alianzas contra natura” que, en forma de renuncias de candidatos de otros partidos a participar en la segunda vuelta, han perjudicado a su formación.

La líder del partido, Marine Le Pen, no habló a los militantes pero en algunas entrevistas aseguró que lo de ayer fue “una victoria en diferido” ya que la progresión de su partido sienta los cimientos de un triunfo que ve como inexorable.

De la angustia a la euforia

En apenas unos segundos, lo que tardaron en anunciar las primeras proyecciones al cierre de las urnas, los franceses de izquierda pasaron de la angustia por un triunfo casi seguro de la extrema derecha, a la euforia.

“¡De verdad, qué felicidad! (…) Un empujón enorme cuando la extrema derecha estaba a punto de lograrlo”, dijo Françoise, militante del Partido Socialista, en el centro cultural La Bellevilloise de París.

“Inesperado pero feliz. Muy feliz y muy aliviado, sobre todo porque fue inesperado”, se confesaba Chahine Kheniche Sinde, estudiante universitario.

Gritos, abrazos e incluso lágrimas siguieron a aquel anuncio inesperado.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales