Ya supo dejar atrás un golpe que pegó fuerte como fue ese 2-3 vs. Austria en fase de grupos que lo dejó como uno de los terceros. “Si jugamos como hoy, no tenemos chance contra ningún otro equipo. Tenemos la posibilidad de redimirnos. Debemos demostrar que somos un equipo diferente”, decía el capitán Virgil van Dijk después de ese encuentro. Sin excusas. Una autocrítica que no acalló a los fuertes cuestionamientos en aquel país y no sólo de la prensa, también de ex futbolistas.
“Es realmente una vergüenza. Nadie tiene coraje para tener la pelota, como si no les importara. Parece que hace demasiado calor para ellos, tienen cero energía”, había sido duro Rafael van der Vaart, ex Real Madrid y quien vistió esa casaca. “Es la antigua escuela holandesa de 4-3-3 contra el fútbol moderno”, se sumó Pierre van Hooijdonk, otro ex.
El festejo naranja tras pasar a semis de la Euro después de 20 años (REUTERS).
¿Cuál fue la respuesta? Un cambio significativo de juego y de actitud. En octavos, la Naranja arrasó con Rumania con un 3-0 en el que creó infinidad de situaciones de gol. Este sábado, la siguiente prueba fue la dura y exigente Turquía que llegó a tomar ventaja, pero hubo reacción. Mucho empuje, fuerza y ganas de revertir el 0-1 impulsaron a la vieja Holanda a poder dar vuelta la historia y estar en semifinales donde se cruzará contra Inglaterra.
Hubo muchas críticas por la caída ante Austria. Lo revirtieron (REUTERS).
“El resultado final es siempre el más importante. Somos holandeses pero tenemos que jugar bien y ganar”, fue la explicación de Ronald Koeman, el entrenador buscando motivar. Su equipo está lejos de poder considerarse una Naranja Mecánica como en otras épocas. “Tuvimos que sufrir pero mostramos un gran corazón que algunos críticos dicen que no tenemos”, agregó por lo mostrado ante Turquía. Otra cara.
Koeman, parte de aquel equipo campeón de la Euro 88
Y Koeman es quien encabeza esa ilusión que se está generando en Países Bajos. Él formó parte del equipo que ganó el único título en la historia de ese seleccionado: la Euro de 1988. ¿Dónde? Justamente en Alemania. Aquel equipo dirigido por Rinus Michel, la referencia máxima del fútbol neerlandés, tenía en Ronald a un defensor clave de un equipazo que tuvo una delantera inolvidable: Ruud Gullit y Marco van Basten.
Koeman, feliz con el Bobo Weghorst (AP).
Una historia que también había tenido una derrota dura vs. la ya extinta Unión Soviética, el mismo oponente al que luego le ganarían en la final tras dejar a Alemania en el camino y con un golón histórico de volea de Van Basten. En suelo alemán se dio el escenario del único triunfo naranja y en el que pesan tres finales de Mundiales perdidas (en 1974 vs. Alemania Federal, en 1978 ante Argentina y contra España, en 2010).
A ese espíritu del 88 se aferra este plantel de Países Bajos. Ya lograron meterse entre los cuatro mejores después de 20 años, de aquella Euro 2004 en la que Portugal eliminó a un equipo de figuras como Van der Sar, Stam, Davids, Seedorf, Overmars, Robben, Van Nistelrooy, Van der Vaar o Van Hooijdonk…
Van Basten, figura de la Holanda campeona de la Euro en Alemania en 1988.
Inglaterra será el próximo rival a superar (también lo derrotaron en 1988). Una buena prueba para saber si esta moderna Países Bajos está a la altura de viejas Holandas. “Estamos en semifinales de la Eurocopa, nadie se lo esperaba. Si todo va bien, jugaremos dos partidos más. Hay que prepararlo bien pero me gustaría una final contra España”, se animó Koeman, en su segundo ciclo en su país después de haber dejado el primero para dirigir a Messi en el Barcelona.
Por lo pronto, en esa nación las críticas se calmaron un poco para darle paso a la motivación y a esas ganas de volver a coquetear con la posibilidad de otra final y otro título. Porque ahora es Países Bajos pero las ilusiones son altas.
Selección de Países Bajos – La victoria de Países Bajos ante Turquía
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