“Es importante que los adultos resguarden fármacos ansiolíticos o psicotrópicos”

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El caso de los tres estudiantes del colegio “Madre Teresa de Calcuta” que fueron expulsados de la institución por estar involucrados en la elaboración de una torta de cumpleaños con clonazepam de la cual comieron otros tres chicos que resultaron con síntomas, por lo que tuvieron que recibir asistencia médica, encendió las alarmas sobre la problemática del acceso de los adolescentes a sustancias en Salta.

El caso de los tres estudiantes del colegio “Madre Teresa de Calcuta” que fueron expulsados de la institución por estar involucrados en la elaboración de una torta de cumpleaños con clonazepam de la cual comieron otros tres chicos que resultaron con síntomas, por lo que tuvieron que recibir asistencia médica, encendió las alarmas sobre la problemática del acceso de los adolescentes a sustancias en Salta.

En diálogo con El Tribuno, el Secretario de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud Pública, Martín Teruel, se refirió a esta temática. Además manifestó que, en general, hay una banalización de muchos consumos como por ejemplo, las bebidas alcohólicas y marihuana, destacó la importancia de que los adultos resguarden fármacos ansiolíticos o psicotrópicos de la categoría benzodiacepina en los hogares para que no estén al alcance de niños ni adolescentes y se refirió a la importancia del rol del adulto en la familia y en las instituciones ya que las infancias y las adolescencias deben ser acompañadas, escuchadas y recibir mensajes claros.

Teruel es licenciado en Psicología, graduado en la Universidad Nacional de Córdoba, especialista en Drogadependencias, graduado en la Universidad Nacional de Tucumán y tiene una amplia trayectoria en Salud Pública. Se desempeñó como secretario de Adicciones de la provincia (2014-2019) y fue coordinador de Adicciones de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones (2019-2023).

¿Cómo es el panorama sobre el acceso de los adolescentes y jóvenes a sustancias en Salta?

Es importante señalar la accesibilidad y la presencia de distintos tipos de sustancias legales e ilegales a las que muchas veces los adolescentes y los jóvenes justamente pueden acceder con cierta facilidad. Entonces, el primer escenario que tenemos es preguntarnos qué tan accesible, qué tan sencillo le resulta a una persona, especialmente a los niños, a las niñas, a los adolescentes poder conseguir sustancias, ya sea para experimentar con ellas, para pasárselas a alguien o para lo que fuere. El primer aspecto que tenemos que preguntarnos es cómo hacemos para que no sea tan accesible para nuestros chicos y chicas obtener sustancias.

“Es importante el rol del adulto en la familia y en las entidades, las infancias deben recibir mensajes claros”,

En segundo lugar y como parte de ese fácil acceso que muchas veces se tiene lo que se viene observando a nivel nacional y también en la provincia es que la franja compuesta por los adolescentes es la etapa donde se inician los consumos que luego pueden volverse problemáticos, relacionados con drogas, a punto tal que al cumplir los 18 años el 80 por ciento de las personas en Argentina ya han probado y consumido el alcohol, por ejemplo. Y eso muestra justamente como la etapa de la adolescencia es una etapa realmente que debe ser cuidada y acompañada por los adultos para, en la medida de lo posible, retrasar la edad de inicio en los consumos, lo cual va de la mano de reducir el fácil acceso a las sustancias.

¿Qué ocurre en el caso del ansiolítico clonazepam o las sustancias a las que por ahí tienen acceso los adolescentes?

Puntualmente los ansiolíticos o los psicotrópicos de la categoría benzodiacepina suelen ser medicamentos prescritos comúnmente por médicos y entonces puede ocurrir que en muchos hogares esté disponible ese medicamento porque ha sido recetado para algún miembro de la familia. Por lo tanto, creo que es importante que los adultos y las familias tengan la precaución de que ese tipo de fármacos no estén al alcance de los niños, ni de los adolescentes, que puedan estar, digamos, mejor resguardados para que sólo se usen con los fines terapéuticos que indicó el médico.

Especialistas hablan de que existe una banalización del clonazepam en los últimos años. ¿Usted coincide con esto?

Sí. Yo creo que en general hay una banalización de muchos consumos, por ejemplo, de las bebidas alcohólicas, por un lado. Parece como una práctica común, corriente, que de repente muchas personas lo usan después de practicar deporte, como si fuese un refresco.

“El consumo de marihuana aparece con una banalización como si no implicara alguna consecuencia negativa”.

Por otro lado, el consumo de marihuana fumada también aparece con una banalización como si no pudiese implicar alguna consecuencia negativa para la persona que lo fuma. Y en el uso de psicofármacos, como digo, a veces se prescribe por parte de algún profesional de la salud y ese medicamento queda disponible en la casa o al alcance de cualquier persona y muchas veces no se dimensiona la importancia que tiene el correcto uso de la medicación. Así que creo que en general la banalización de los consumos se da con diferentes sustancias en nuestra sociedad.

¿A qué edad se inician o prueban una sustancia por primera vez los adolescentes y cuáles son?

Básicamente se viene observando, diría que en las últimas dos décadas, que hay una iniciación más temprana. Si habláramos de una edad promedio, diríamos que está alrededor de los 14 años como edad del primer episodio de consumo, aunque, por supuesto, hay casos de niños y niñas que comienzan a experimentar con sustancias a edades más tempranas todavía.

¿Desde la Secretaría dan charlas de concientización, preventivas en las escuelas?

Nosotros entendemos que un proceso preventivo no tiene que ver con una charla aislada. Sino justamente con cómo dar herramientas, en este caso a los docentes, a los adultos, a las personas que tienen responsabilidades en las instituciones, para que se puedan sostener en el tiempo las intervenciones y no un episodio aislado como puede ser la charla. Entonces, hemos hecho talleres con alguna continuidad en ciertas escuelas o establecimientos, pero el eje, entendemos que, son los docentes y los adultos que están a cargo de las instituciones. Por eso estamos precisamente diseñando y armando desde la Secretaría un programa de capacitación para docentes que se va a implementar en la segunda mitad del año, con modalidad virtual y probablemente híbrida pero lo que nos importa es justamente dar herramientas a los docentes, hablando del ámbito educativo, para que puedan sostener procesos que sean preventivos y no acciones aisladas o sueltas.

¿Usted cree que la educación emocional en las escuelas y colegios pueden ayudar a prevenir adicciones?

La prevención de las adicciones es un proceso complejo que implica distintos tipos de intervenciones y enfoques. Claramente, favorecer que los niños y los adolescentes puedan identificar sus emociones y encontrar mejores caminos para canalizar esas emociones es un aspecto. No es el único, pero es un aspecto. De todas formas, lo que nosotros desde la Secretaría pensamos y sostenemos es que no se trata de hacer intervenciones aisladas, sino de todo un proyecto y un proceso que involucre a los distintos aspectos que son necesarios tener en cuenta para la prevención.

¿La incidencia de factores como las redes sociales, la falta de atención, contención y comprensión de los padres con los adolescentes influyen para que se desencadenen los consumos?

Por supuesto. Nosotros venimos sosteniendo que es muy importante el rol del adulto en la familia y en las instituciones porque las infancias y las adolescencias deben ser acompañadas, escuchadas y recibir mensajes claros por parte de los adultos. Por lo tanto, es indudable el rol que juegan los adultos. Tiene una incidencia fundamental tanto para prevenir como para desamparar a nuestros niños.

¿Cuáles son las acciones que lleva adelante la Secretaría?

Brindar atención y acompañamiento para los adolescentes es claramente un desafío para nuestra Secretaría de Salud Mental y Adicciones y lo que buscamos y por lo cual trabajamos arduamente. Es decir, que esa población que es vulnerable a muchas problemáticas de salud mental pueda tener acceso a la consulta, y a los tratamientos que correspondan. Y por supuesto, que puedan tener en los lugares, ámbitos donde se desenvuelven y que son la escuela, el club, los espacios culturales de los que muchas veces participan, a adultos que saben acompañar, contener y favorecer procesos de prevención.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales