Fernando Raúl Omar Agüero, un salteño de 39 años, fue arrestado en un allanamiento conjunto realizado por el Departamento de Inteligencia contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina y la Policía Bonaerense en Parada Robles, Exaltación de la Cruz. Agüero era buscado por el delito de tentativa de femicidio contra su expareja, una mujer de 40 años que trabajaba en un gimnasio de la misma localidad, donde ocurrió el ataque el pasado 30 de mayo.
Las cámaras de seguridad del gimnasio registraron el brutal ataque. Agüero, escondido en el lugar, esperó a su ex pareja y la agredió violentamente apenas ingresó. La golpeó en el rostro, la arrastró y le propinó patadas incluso cuando ya estaba inconsciente. Luego, la arrastró detrás de una columna, le bajó los pantalones y en la zona genital, antes de llevarla a un baño. Luego, Agüero escapó con la víctima. Insólitamente, la llevó en un remise hasta su domicilio.
La mujer luego pudo escapar del lugar, en medio de un descuido de su expareja. Así, llegó a las pocas horas a la Comisaría de la Mujer en Capilla del Señor. Una revisión médica reveló que Agüero le había fracturado el maxilar inferior a patadas. El domicilio de Agüero fue allanado en pocas horas, pero ya había escapado del lugar.
La investigación, encabezada por el fiscal Juan Manuel Esperante, inicialmente se centró en Salta, de donde Agüero es oriundo. Se detectó actividad de su celular en un barrio periférico de la capital salteña, pero nuevas pistas indicaron que había regresado a Pilar. Un intento de comunicación telefónica el 16 de junio permitió localizarlo en la calle Caracas, cerca de donde se había detectado su celular.
Agüero fue encontrado alquilando una pieza en Parada Robles y llevaba una foto de su víctima en la billetera al momento de su arresto. Ahora enfrenta cargos por tentativa de homicidio calificado por alevosía, vínculo y mediando violencia de género, y será indagado por el fiscal Esperante.
Una relación de violencia
Durante su relación con el acusado, que duró cerca de tres años, la víctima había sufrido otros hechos de violencia que nunca había denunciado. Por ese motivo, decidió separarse, pero como no se animaba a decírselo a su pareja por temor a su reacción, le aseguró que se iría unos días a cuidar a una amiga enferma.
Al correr de los días, como no regresaba al domicilio que compartían en Pilar, el imputado se hizo presente en el gimnasio, temprano por la mañana del 30 de mayo, minutos antes de que abriera y la esperó escondido dentro del lugar para atacarla a traición.