Paraguay en el corazón del crimen organizado y el terrorismo transnacional: la presión al Gobierno para controlar la frontera

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El Mercosur vive momentos delicados en cuanto a la seguridad y Paraguay está en el ojo de la tormenta. El Comando Tripartito lleva años trabajando en conjunto para garantizar la estabilidad de una zona sensible como la Triple Frontera. Recientemente, la visita de los ministros de Seguridad de Brasil y Argentina, Ricardo Lewandowski y Patricia Bullrich un día antes de la cumbre del viernes pasado, dieron una pista sobre el nivel de alarma.

Lewandowski llegó a Asunción con la instrucción de Lula da Silva de ampliar los acuerdos de cooperación contra el crimen organizado, mientras que Bullrich apoyó la militarización de departamentos de frontera entre ambos países, donde sospecha, crece el poderío de las organizaciones terroristas, entre ellas la milicia chiíta libanesa Hezbollah.

Lula envía a Lewandowski y apunta al crimen organizado en la Triple Frontera

A esto se suma el asesinato del fiscal especializado en lucha contra estos crímenes, Marcelo Pecci, hace más de dos años en Colombia, cuya investigación internacional apunta también a las sospechas de la autoría sobre los grupos mafiosos a los que perjudicó con sus investigaciones, particularmente aquellos que operan en la frontera brasileña, como lo reveló la revista colombiana Semana.

Un hecho ocurrido en Paraguay – el asesinato de Jorge Rafaat- empezó a resquebrajar el pacto de no agresión entre ambas facciones, que terminó en una guerra declarada que hoy se mantiene en las penitenciarías paraguayas y brasileñas

Un hecho significativo, que ya no es ningún secreto reservado para las agencias de seguridad de la región, es el copamiento del Primer Comando da Capital (PCC) de las actividades criminales en Paraguay, recientemente documentada por el diario brasileño O Globo.

“Multinacional del tráfico”, como se titula la serie de publicaciones, muestra la forma en la que están conectados a hechos ocurridos a ambos lados de la frontera, como la expansión que vivió el PCC en Brasil gracias a una tregua a la que habían llegado con su principal rival, el Comando Vermelho (CV), o el asesinato de Jorge Rafaat en Paraguay, un episodio que empezó a resquebrajar el pacto de no agresión entre ambas facciones, que terminó en una guerra declarada que hoy se mantiene en las cárceles paraguayas y brasileñas.

Un medio colombiano revela que narcos de Paraguay y Brasil financiaron el crimen de Pecci

El PCC, organización criminal fundada en San Pablo en 1993, ha expandido sus operaciones a nivel internacional y opera ya en 24 países, con más de 40 mil miembros. Su influencia se extiende a lo largo de los cinco continentes, a través del envío drogas y el manejo de operaciones ilícitas a gran escala. Sin embargo, su camino hacia el dominio en Paraguay no estuvo exento de conflictos y negociaciones complicadas.

A los 56 años, Rafaat fue asesinado a tiros con 16 balas, la mayoría en la cabeza. Según estimaciones de la inteligencia de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay, la operación costó USD 1 millón entre armamento, logística y sicarios.

Investigaciones posteriores revelaron que su muerte fue planificada por una red de criminales con la participación del PCC, CV y un poderoso aliado en la frontera, el traficante Jarvis Chimenes Pavão, también mencionado como uno de los posibles autores intelectuales del magnicidio de Pecci.

Las publicaciones periodísticas relatan cómo la ejecución del hasta entonces de “Rey de la Frontera”, como se conocía a Rafaat, alteró el equilibrio del poder en la zona y se tradujo en un avance más audaz del PCC como fuerza predominante en Paraguay, territorio crucial en las operaciones criminales, donde controla prácticamente la totalidad del cultivo y tráfico de marihuana.

Desde el ingreso con fuerza del PCC al Paraguay, también se convirtió en base de operaciones para el tráfico de cocaína producida en Bolivia, Perú y Colombia. En Paraguay la droga es acopiada, se la prepara y luego se la distribuye a Brasil, Europa y África, favorecido por la corrupción y la impunidad.

La ruptura en la cúpula del PCC preocupa al Gobierno por la interna narco en las cárceles

Pero pese a esta situación de dominio no está exenta de peligro, ya que actualmente también muestra un proceso de expansión y consolidación. A diferencia del PCC, el CV permite que las jefaturas regionales se organicen de forma autónoma como franquicias, lo que le permite un fuerte crecimiento en otros estados como Bahía o Paraíba. Mientras tanto, el PCC enfrenta una crisis interna sin precedentes que abre el camino para el auge de sus rivales.

Fuente: https://www.lapoliticaonline.com