Es que, si bien el Xeneize está en las puertas de jugar su último partido del semestre y se encamina a unas vacaciones, el DT tomó la determinación -tras ganarle a Vélez en la Bombonera- de darle al plantel un día libre. No el inmediato al partido, ya que en la mañana del sábado hubo práctica en Ezeiza. La jornada sin trabajo será la del domingo, coincidente con el Día del Padre en Argentina, lo cual será aprovechado por todos para pasarlo en familia.
Marcos Rojo y Diego Martínez, en el entrenamiento de Boca. Foto Prensa Boca
Derrotas que cuestan caro
Claro, la contracara de esa decisión fue justamente lo que el mismo Martínez definió hace dos semanas: tras la derrota con Platense (y con más de diez días para preparar el siguiente encuentro): aquella vez, el Gigoló recortó lo que en principio eran dos días libres para retomar el trabajo el martes por la tarde -48 horas después de caer en Vicente López- en lugar del miércoles.
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De todas maneras, el plantel de Boca volverá a juntarse el lunes bien temprano para el entrenamiento habitual. Esa misma noche, el DT dará la lista de concentrados que serán quienes viajen al día siguiente a Mendoza (post práctica matutina y almuerzo) para enfrentar el miércoles por la noche a Almirante Brown por la Copa Argentina.
Y ahí sí, luego del partido volver a Buenos Aires y a descansar. No está confirmado aún cuánto durará el mini receso, pero de cara a la ida de los playoffs de octavos de final de la Copa Sudamericana ante Independiente del Valle (el 17 de julio en Quito), seguramente el parate no llegue a las dos semanas de duración. Y, hay que trabajar…
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