Y la realidad es que River necesitaba esta versión suya de cara a este año: tras la gran renovación de referentes que se dio en el último mercado (se fueron Enzo Pérez, Maidana, Zuculini, Suárez…), el chileno debía adoptar este rol que hoy en día comparte con su compañero de zaga González Pirez y con Armani, Nacho Fernández y Funes Mori, entre otros.
Uno que, sin ir más lejos, se vio a las claras en el superclásico del domingo: entendiendo el grado de calor que había tomado el partido, fue uno de los que siempre se mantuvo cerca del árbitro para estar atento a los fallos, de los que se plantó en la tangana que se armó cuando terminó el partido y quien no dudó en criticar duramente a Lema de cara a las cámaras (“Cuando jugaba en Lanús no hablaba nunca, ahora en Boca se cree que puede venir a guapear acá”, dijo).
Igual, esos gestos de presencia no se vieron únicamente en discusiones: también fue el primero en llamarles la atención a sus compañeros ante cada error (a Enzo Díaz ante una distracción, por ejemplo) y el que menos escondió su enojo ante el gol del empate de Boca (“Te ganan fácil, te ganan fácil”, se le quejó a Sant’Anna cuando se estaban reacomodando para sacar del medio).
Paulo Díaz, siempre sonriente en River (Prensa River).
El más regular de River
Pero Paulo no fue solo eso, claro. En una tarde en la que los rendimientos generales estuvieron por debajo de la media de lo que se venía viendo en el torneo, él se destacó como el mejor del equipo aportando mucha seguridad, criterio y agresividad en la defensa y una salida siempre clara desde el fondo, a pesar de jugar siempre a pierna cambiada (cada vez que comparte dupla con González Pirez lo hace de segundo central, el puesto de la zaga que menos cómodo le queda).
Cosas que, en definitiva, tampoco son nuevas: tras su llegada en agosto del 2019 y un tiempo en el que se mostró algo irregular producto de la adaptación (venía del Al-Ahli de Arabia), el año pasado ratificó las buenas cosas mostradas en el 2022 y se transformó en un indiscutido en la defensa, siempre a pesar de tener competencia.
Completó un muy buen superclásico, siendo el mejor del equipo (Reuters).
Y eso, justamente, River lo sintió positivamente: con 36 goles en contra en los 41 partidos por puntos disputados, el equipo fue el segundo menos goleado del fútbol argentino, por detrás de los escasos 24 que le hicieron a un San Lorenzo que realmente parecía plantar un muro cada vez que jugaba. Y en lo que va de esta Copa de la Liga recibió tres en siete juegos, lo que lo convierte en la segunda valla menos vencida de su zona (Independiente) y cuarta a nivel general (a Estudiantes le metieron uno y a Godoy Cruz, ninguno).
¿Cuánto más podrá disfrutar River a un Paulo Díaz que no solo es el mejor jugador del equipo (compite con Borja, aunque es más regular), sino que a sus 29 años parece estar en su momento top? La pregunta ronda todos los mercados de pases y la respuesta parece estar siempre del otro lado del Atlántico (ya tuvo sondeos del Betis de Pellegrini y del Sevilla). Aunque los hechos de que el chileno se sienta muy cómodo en el club, siempre haya optado por quedarse y que antes de la pretemporada haya renovado por dos años más hasta diciembre del 2026 son guiños que en Núñez ven favorables.
En la vida podrá haber casualidades, pero que Paulo sea el tercer chileno de la historia de River en ser ovacionado por el Monumental (Salas y Alexis Sánchez) claramente no es una de ellas. Son Díaz en los que se siente cada vez más líder y caudillo…
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