Dolarización más cerca: los números del BCRA que lo hacen posible

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Para fines de mayo próximo, los pasivos en pesos del Banco Central a precios constantes, sin contar nuevas recompras de deuda del Tesoro al BCRA y excluyendo los pesos emitidos, caerían otro 26% y llegarían a niveles de 2003.

Para llegar a esa conclusión, analistas de la consultora 1816 asumen que la tasa de pases se mantiene sin cambios en términos nominales y la inflación y el dólar oficial mayorista A3500 del Relevamiento de Expectativas de Mercado es la que se cumple.

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Política monetaria

Si esto se confirmara, quizás en algún momento del segundo trimestre el Gobierno estará en condiciones de decidir si mantiene el rumbo de la política monetaria. Es decir, si sigue con tasas reales negativas para licuar pasivos para intentar dolarizar.

O si aprovecha el mayor margen de maniobra, otorgado por la desmonetización de la economía, para emprender un giro de política monetaria, pasar a tasas reales positivas y acelerar la desinflación.

“Es una opción o la otra: si una segunda etapa del plan Caputo involucrara tasas nominales por encima de la inflación, los pasivos en pesos del BCRA (y del Tesoro) tenderían a crecer en términos reales y la dolarización estaría cada vez más lejos”.

Para fines de mayo próximo, los pasivos en pesos del Banco Central a precios constantes, sin contar nuevas recompras de deuda del Tesoro al BCRA y excluyendo los pesos emitidos, caerían otro 26% y llegarían a niveles de 2003.

Plan Caputo

“Será en esta encrucijada cuando el Gobierno revele la verdadera naturaleza del plan Caputo. Por el momento, la licuación avanza conforme a lo esperado desde que se anunciaron los lineamientos de la política económica el 13 de diciembre y el Gobierno mantiene las opciones abiertas”, plantea el research.

Agregan que la reducción de los pasivos del BCRA continuará en las próximas semanas, pero no queda claro qué implica esto para el futuro de la política monetaria.

Dolarización

“¿Estamos en la transición hacia un plan de estabilización que busca bajar la inflación recreando la confianza en el peso o transitamos la primera etapa en el camino hacia la dolarización?”.

A simple vista, responden en el paper de 1816, el achicamiento del balance del BCRA acorta la distancia hacia el rescate de los pasivos del Central (condición necesaria para su cierre).

Agregan que la reducción de los pasivos del BCRA continuará en las próximas semanas, pero no queda claro qué implica esto para el futuro de la política monetaria.

Pero el hecho de que dicha reducción se deba en parte al cambio de Leliq y pases pasivos por deuda del Tesoro a corto plazo (que permanecen en las carteras de los bancos) no hace mucho para disipar el riesgo sistémico que trae aparejada una eventual dolarización.

La solvencia del sistema financiero depende del crédito soberano, y viceversa, en un contexto en el que el Gobierno todavía carece de acceso al financiamiento privado en moneda extranjera.

Bonos en dólares

En el marco de este contexto, en 1816 prefieren los bonos en dólares, y en esa clase de activos son los Bonares los que tienen un mayor upside en un escenario de normalización: el spread de legislación solía ser entre 0 y 200 puntos básicos entre 2016 y 2019.

“Los bonos ley argentina tienen mayor riesgo en escenarios adversos (aun antes del DNU de venta de Bonares, el spread de precios entre el GD30 y el AL30 había llegado a 19%) y desde el canje de Guzmán ha habido cierta correlación inversa entre paridad de los bonos y spread de legislación”, precisa el informe.

Aunque, a fin de cuentas, todo dependerá de las reservas del BCRA y de la liquidación de la cosecha. Aunque el precio internacional de los tres principales cultivos está cayendo alrededor de 10% con respecto al año pasado, se espera que el aumento de las cantidades sea tal que el valor de la cosecha crezca unos u$s 13.300 millones con respecto a 2023.

Fuente: https://www.cronista.com/