El campeón, mano a mano con Olé. (Photo by JUAN MABROMATA / AFP)
-¿Caíste en que sos campeón del mundo?
-No sé. Un poco sí, pero a veces no…
-¿En qué momentos sí te das cuenta?
-Cuando la gente te cruza en la calle y te pide una foto, te da un abrazo o te agradece. Pero después me gusta vivir la vida normal…
-¿No cambió en nada tu vida después del Mundial?
-No, mi vida sigue siendo igual. Sigo siendo la misma persona y sigo haciendo lo mismo que hacía siempre.
-¿Qué recuerdos tenés grabados del Mundial?
-Uff. Muchas cosas. Con los chicos compartimos mucho, había muy buena energía y pasamos muy buenos momentos… La pasamos muy lindo. Después me guardé las camisetas que usé, tengo una de cada partido, la medalla… Y mi viejo agarró pasto y un pedazo de red de la final porque yo me fui a festejar al vestuario, je. También tengo los botines, pero los que usé a partir del partido con México, porque los de Arabia Saudita después de ese partido no me los volví a poner, je.
-¿Y de lo que fue la llegada a Buenos Aires?
-¡Una locura! La cantidad de gente que había. Superó todo lo que pensamos, je. No podíamos avanzar, estuvimos no sé cuántas horas ahí, al sol, con la gente que se quedaba, que estaba ahí bancándonos… Y de la nada aparecimos en un helicóptero, je. Iba con Armani, Tagliafico, Enzo, Correa y Rulli… Cuando me subí estaba todo cagado en el helicóptero, pero igual no nos importaba nada: si nos moríamos nos moríamos, total ya habíamos sido campeones del mundo, je.
Almada en la caravana. (Photo by TOMAS CUESTA / AFP)
-¿Alguna vez habías soñado ser campeón mundial?
-Sí. Bah, no sé. De chico uno siempre sueña con jugar en la Selección y estar en un Mundial. Pero ya ser campeón del mundo es lo máximo, no sé si lo soñaba así…
-Y estando en el Mundial, ¿en qué momento dijiste “lo podemos ganar”?
-(Piensa). Creo que después de México. Ahí arrancamos y ya nos teníamos mucha fe.
El mimado de la Selección
El Guayo, como le dicen desde pibito, es algo así como un niño mimado en la Selección. Lo quieren todos y le valoran su personalidad tranquila y siempre respetuosa. Eso y su presente en el Atlanta United de la MLS generaron que pudiera vivir una experiencia única: ser uno de los compañeros de vuelo de Messi en un avión privado que traía al Diez desde EE.UU. a Argentina para sumarse a la Selección. “Fue solo una vez, estaba Farías también. Yo viajé hasta Miami y ahí nos vinimos los tres en su avión…”, cuenta con la misma naturalidad que cualquiera recuerda cuando un amigo se puso la 10 para acercarlo con su auto hasta casa.
-Hace poco, en un partido de la MLS, cambiaste camiseta con Leo… ¿De la Selección le habías pedido o no tenías de él?
-No, nunca le había pedido. Estaba esperando enfrentarlo para pedírsela porque acá en la Selección no quería molestarlo con eso…
El cambio de camiseta con Messi. Credit: Jasen Vinlove-USA TODAY Sports
-¿Cómo es esa relación con Leo, porque sos de los que más cerca lo tienen al jugar los dos en EE.UU.?
-Yo lo conocí cuando estaba en el Sub 20 y me tocó ser sparring de la Mayor. Imaginate, para nosotros que éramos chicos, era una locura tenerlo ahí. Lo veíamos entrenar… Es un fenómeno, un crack. Pero para mí, aparte de ser el mejor del mundo, es una persona normal, porque él es así, podés hablar…
-En tu barrio hay otro al que señalan como un número uno: el Tula… ¿O no?
-(Sonríe). ¡Mi abuelo! Es como mi segundo papá, me crió y me enseñó muchas cosas. Lo quiero mucho.
-¿Es cierto que también laburaste con él?
-Sí, siempre lo acompañaba. Él era verdulero, tenía negocio en Villa del Parque y cuando la gente le pedía, yo le hacía los envíos. Y después me acompañaba cuando yo jugaba, siempre…
-Venís de una familia futbolera: tu viejo jugó y tu tío también, ¿no?
-Sí, mi viejo en San Lorenzo y mi tío hasta llegó a hacer una pretemporada con el plantel de Primera de River.
El campeón, con la del mundo, en Fuerte Apache.
-¿Hablás mucho de fútbol con ellos? ¿Te aconsejan, te critican…?
-Sí, hablamos bastante porque les gusta y miran todos los partidos. Además, siempre que pueden me van a ver y está bueno. A veces me critican un poco, je. Me dicen cosas que quizá yo desde dentro de la cancha no las veo… También hay veces que los mando a la mierda. Hay una anécdota con mi viejo, cuando jugaba al baby, que no sé qué me dijo y lo mandé a la concha de su madre, je. Yo estaba recaliente y era chico… Después de eso, ya no me dice más nada, je.
-Esas épocas del baby en Santa Clara, el mismo club en el que jugó Tevez…
-Claro. Lo conozco desde chico a Carlos, tenemos familia en común porque su papá, Segundo, es padrino de un tío mío, entonces nos cruzábamos siempre en los cumpleaños y a veces jugábamos juntos en el barrio. Tenemos muy buena relación, por ahí no hablamos tanto pero cuando nos cruzamos en el barrio nos quedamos charlando y nos cagamos de risa. Eso sí, tratamos de no hablar mucho de fútbol, je.
-Arrancaste desde muy chico en Vélez pero siempre jugaste en el potrero del barrio también…
-Sí, para mí siempre fue el fútbol, desde chiquito. No me gustaba estudiar, no me gustaba nada. Solo el fútbol. Jugaba al baby, en el club del barrio, con todos los que todavía hoy son mis amigos y hablamos todos los días. Después, a los cinco años, arranqué en Vélez cuando mi categoría, la 2001, recién se estaba armando y entonces entrenaba con los que eran un año más grandes.
-¿Y sentís que aplicaste algo del potrero en Qatar?
-Sí, puede ser. Es que el potrero te enseña muchas cosas que se ven después cuando jugás, como pisarla. No sé cómo explicarlas, pero hay cosas que salen del potrero y en otro lado no están…
-¿La Scaloneta es una Selección con potrero?
-Sí, esta Selección tiene mucho potrero. Enzo la pisa para todos lados, Molina también tiene potrero. La mayoría…
-En el carácter también se nota, como pasó contra Países Bajos, que lo jugaron como en el potrero…
-(Se ríe). Sí, estuvo picante… Se picó. Y después del partido también, je.
El Preolímpico, su próximo objetivo celeste y blanco
Con la humildad como bandera, sin olvidarse de su barrio, al que vuelve cada tanto a visitar a sus amigos de siempre y buena parte de su familia, Thiago no tuvo problemas en guardar la medalla junto a las camisetas, los botines y los recuerdos de Qatar para sumarse a la causa de la Sub 23 que en unos días (el domingo 21) comenzará a disputar el Preolímpico en Venezuela con el difícil objetivo de conseguir un pasaje para los Juegos de París (clasifican solo dos). “Me avisó el cuerpo técnico de Scaloni, después hablé directamente con Javier (Mascherano) y ni lo dudé, le dije que sí”, asegura.
Thiago Almada con la Sub 23 Argentina.
-¿Soñás con compartir cancha con Messi en julio en los Juegos de París?
-Estamos trabajando muy bien, tenemos un lindo grupo y grandísimos jugadores… Ojalá que podamos clasificar a Argentina, como tiene que ser, y después si Leo quiere venir, bienvenido sea.
-¿Vas a mantener la 16 del Mundial o vas a cambiar de número en la Sub 23?
-Creo que voy a usar la 10.
-¿Pesa?
-Nooo. Obviamente que tiene historia, con Maradona y Messi… Pero hay que usarla, qué le vamos a hacer, je.
-Ya sos campeón del mundo, ¿qué sueños te quedan por cumplir?
-Muchos. Me gustaría tener la oportunidad de jugar en Europa, seguir formando parte de la Selección para competir y seguir ganando cosas. Pero ahora hay que tratar de clasificarnos a los Juegos, después trataré de estar en la Copa América y seguir…
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