La Policía de Salta dio un gran golpe a redeadores furtivos que depredan la fauna ictícola de los ríos de la provincia. Esta vez fue en la localidad de Guachipas donde se infraccionó a los titulares de dos camionetas que estaban siendo utilizadas para transportar 200 sábalos que fueron extraídos de los ríos que desembocan en el embalse General Belgrano y que en épocas estivales salen del inmenso espejo de agua en búsqueda de lugares para desovar siendo capturados con redes polleras.
En total eran más de 350 kilos de sábalos los que fueron secuestrados, evitando su venta callejera. Lo que no está claro es si la carne de estos pescados es apta para el consumo humano, ya que la cuenca del río Arenales y Rosario, sobre todo el primero, se encuentra contaminada por metales pesados y deshechos cloacales.
En Villa Mitre y La Pedrera
Por esta razón en la zona de villa Mitre y La Pedrera se conoce a estos sábalos como los “atigragrados”, cuyo consumo en la zona ya es inexistente.
El operativo se llevó a cabo como tantos otros que realiza la Policía, en todo el territorio provincial, con acciones tendientes a prevenir la comisión de delitos y contravenciones que atenten contra el medio ambiente.
En este sentido, efectivos de la División Policía Rural y Ambiental de El Carril infraccionaron a dos hombres y decomisaron 200 sábalos.
En el marco del trabajo que sostiene Policía de Salta en torno al cuidado y conservación del medio ambiente, en la madrugada, efectivos de la División Policía Rural y Ambiental de El Carril que realizaban un operativo de control en la ruta provincial 41, a la altura del paraje Sauce Redondo, en Guachipas, detectaron el transporte de 200 sábalos a bordo de dos camionetas.
350 kilos
En el lugar los uniformados, al momento de fiscalizar los vehículos, constataron que en la zona de carga de los mismos transportaban un total de 200 piezas, las cuales sumaban 350 kilogramos de tal producto.
Al respecto, se dio intervención a la Fiscalía Penal de la zona, que dispuso la infracción respectiva a los dos sujetos por atentar contra el ecosistema, como así también, el secuestro y decomiso de las piezas ictícolas, cuyo destino final se desconoce o no fue informado.