Diagnósticos, críticas y reflexiones sobre el presente y futuro del cine argentino

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El mundo audiovisual está en estado de alerta por las nuevas medidas presentadas por el Poder Ejecutivo (Nicolás Stulberg)

Una nueva legislación propone cambios significativos en el marco regulatorio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA, dentro de la llamada “Ley Ómnibus” enviada al Congreso Nacional. Allí se plantean reformas que podrían transformar la industria del cine argentino.

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Uno de los puntos críticos es la modificación en la financiación del INCAA. Se mantiene únicamente el impuesto del 10% sobre el precio de las entradas de cine, mientras que se eliminan otros fondos, como el impuesto sobre la venta o alquiler de videogramas grabados y los ingresos provenientes del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) por el impuesto a la facturación de canales de TV y servicios de cable. Así, buena parte de los fondos que dispondrá INCAA pasará a depender del Presupuesto nacional.

Desde que se conocieron esta y otras propuestas que incluye el capítulo -uno de los más extensos del texto de la voluminosa ley- dedicado al INCAA, distintas opiniones se han dado a conocer. Esta nota de Infobae Cultura intenta recopilar buena parte de ellas, desde distintas perspectivas y con diversas razones para justificarlas: productores, cineastas, docentes, ex funcionarios culturales y ex directivos del INCAA describen, teorizan y razonan sobre el futuro de la industria cinematográfica argentina y el Instituto que la representa desde el Estado.

Daniel Pensa, productor audiovisual y miembro de la Comisión Directiva de CAIC

“Está claro que el Instituto de Cine se va a desfinanciar porque la quita del 25% y quedar a merced de la disposición del presupuesto nacional significa eso. Además, sabemos que cuando la economía esta mal, la cultura no es prioridad. Estas medidas significan casi la desaparición del cine nacional”, afirma Daniel Pensa, miembro de la Comisión Directiva de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica.

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Para el productor Fernando Sokolowicz, titular de Aleph Media, hay una situación crítica que viene del pasado. “Uno tiene que ir un poco para atrás y ver dónde estamos parados y después hablar de las medidas. En los años 90, el costo medio de una película era de 1.200.000 dólares. En el 2005/ 2007 fue de 500.000, después de la salida de la convertibilidad y en este momento es de 100.000. Hay que analizar qué sucedió para que perdamos mercados continuamente ya no con países europeos sino con Uruguay, Paraguay, Chile, Perú o República Dominicana. Estamos en el piso del piso y eso tiene que ver con la mala gestión que hubo en los últimos cuatro años. A esa situación hay que agregarle que creció inconmensurablemente la cantidad de empleados del instituto: hoy más del 50% del presupuesto está dedicado a salarios”.

“Estamos en alerta por la eliminación del inciso “G” del artículo N° 24, que establece que el Fondo de Fomento financia a la Escuela, a la Cinemateca y a la Biblioteca, y ahora solo financiaría a la Cinemateca y la Biblioteca. La ENERC solo se financia con el Fondo de Fomento: hace 58 años que se ha mantenido y crecido basada en esos fondos. Tenemos siete sedes más en todo el país, aparte de la de la Ciudad de Buenos Aires, que son iniciativas conjuntas con los gobiernos provinciales y el Instituto. Hay mucha inquietud e incertidumbre”, comenta Gabriel Rojze, actual rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica.

Fernando Sokolowicz, productor cinematográfico (Foto: Santiago Saferstein)

“La reducción va a ser tan grande que va a ser muy difícil producir y eso va acompañado de la forma de la entrega de créditos, lo cual directamente impacta en las producciones más independientes, en las producciones que no tienen una espalda para soportar. Por ejemplo, los créditos que te dan va a ser a tasas de interés de mercado, cuando antes era con una tasa de interés diferencial, o ya no se van a poder destinar parte de los recursos para temas administrativos, como puede ser el pago de un contador”, dice Teresa Saporiti, presidenta de la Asociación Documentalistas de Argentina (DOCA). Y advierte: “Todas estas medidas matan al cine independiente, sólo unos pocos podrán hacer cine. Nos sacan la posibilidad de contar nuestras propias historias”.

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Mariano Llinás -productor con El Pampero Cine, director de La Flor e Historias extraordinarias entre otras y guionista de Argentina, 1985- reconoce que ha mantenido durante dos décadas una postura crítica hacia el funcionamiento del Instituto, pero opina inicialmente sobre el visible primer cambio propuesto: “el desfinanciamiento”. Este aspecto, según él, refleja una decisión que no busca mejorar el sistema existente, sino que “más bien parece ser una penalización”. También señala que “hay una creciente percepción negativa en la sociedad hacia el INCAA, desligada de la realidad y alimentada por opiniones ajenas al funcionamiento efectivo del cine argentino”, opina.

Gabriel Rojze, rector de la ENERC

Para Ralph Haiek, presidente del INCAA entre 2017 y 2019, “hoy el INCAA está totalmente desvirtuado de la idea fundacional, que fue muy virtuosa y logró posicionar nuestro cine y nuestra cultura en el mundo. Lo que se ha hecho en los últimos años llevaron a que sea un instituto burocrático, con 1300/1500 empleados que no tienen ninguna razón de ser”. Asimismo, el ex funcionario agrega que “antes de ver qué fondos tiene, hay que pensar un cambio de paradigma para ver cómo tener un INCAA, como tratamos y logramos bastante en nuestra gestión: moderno, transparente y ágil. Pero el sector audiovisual (por eso no le digo la industria audiovisual), no ayudó con las gestiones mismas que tuvo a su cargo, como la última. Por eso ahora tenemos esta situación que tenemos”.

Por su parte, el abogado y gestor cultural José Miguel Onaindia, quien fue director del INCAA entre 2000 y 2002, resalta que la ley que se pretende derogar es una normativa en la cual “se trabajó activamente, manteniendo una conexión académica y profesional a lo largo de los años”. Por eso opina que “la propuesta de modificación resulta desacertada, ya que no aborda los puntos críticos que la ley actual necesita reformar”.

Teresa Saporiti, presidenta de la Asociación Documentalistas de Argentina (DOCA).

En un análisis detallado, Onaindia destaca que la ley vigente -establecida en 1968 durante la dictadura de Onganía- tuvo modificaciones durante posteriores gobiernos democráticos pero su estructura sigue basada en un sistema de producción y distribución cinematográfica “obsoleto”. Onaindia subraya que el cine ha evolucionado hacia lo audiovisual y que las formas de exhibición han cambiado drásticamente, alejándose del modelo de salas de cine. Por eso habla de un “enfoque anacrónico” al centrarse en el 10% de la entrada al cine como fuente de financiamiento principal, ignorando “nuevas realidades de la industria audiovisual”. “Esta propuesta afectaría considerablemente, ya que la recaudación por entradas de cine fluctúa y no representa un ingreso relevante para el Fondo de Fomento”.

En su opinión, la ley propuesta tampoco soluciona el problema del alto costo operativo del Instituto, incrementado luego de un decreto presidencial durante la crisis de 2002 que cambió su naturaleza jurídica. “El tope del 25% para el costo operativo es alto y plantea riesgos legales futuros debido a la estabilidad laboral que otorga la Constitución a los empleados públicos”, afirma.

José Miguel Onaindia, presidente del INCAA entre 2000 y 2002

El ex Ministro de Cultura de la Nación Pablo Avelluto señala uno de los puntos centrales en discusión: el financiamiento del INCAA. “Mientras los fondos estén asegurados, no hay una diferencia significativa entre la asignación directa y otras formas de financiamiento”, afirma.

Sin embargo, destaca la necesidad de reducir el porcentaje destinado a la estructura del Instituto siempre y cuando “ese ahorro sea para favorecer el fomento de la producción cinematográfica”. También apoya la apertura de sistemas cerrados de decisión en la selección de proyectos, aunque considera imprecisos los topes financieros para diferentes tipos de producciones.

Pablo Avelluto, ministro de Cultura entre 2015 y 2019 (Foto: Gastón Taylor)

En opinión del responsable cultural de la gestión del presidente Mauricio Macri (2015-2019), la discusión actual no aborda “las cuestiones fundamentales sobre el cine argentino y la industria audiovisual”. Considera crucial debatir qué tipo de películas se desea producir, y qué atractivo ofrecer a las plataformas. El ex ministro lamenta la ausencia de un diálogo profundo y reflexivo sobre estos asuntos y critica la falta de debate en el Congreso. Argumenta que estos cambios requieren tiempo y un consenso con los sectores involucrados para implementarse de manera efectiva y justa.

Mariano Llinás señala que “hay una creciente percepción negativa en la sociedad hacia el INCAA, desligada de la realidad” (Foto: Gustavo Gavotti)

“A favor, el gobierno de Milei había dicho que iba a cerrar el INCAA y no lo cerraron. Eso quiere decir que se reconoce el rol que tienen las películas argentinas, sobre todo en la presencia y en la marca argentina en el exterior. Lo demás era una cuestión de empezar a negociar, ya que mantienen el 10% del borderó de las películas como impuesto, que es un tercio de la recaudación del INCAA. Habrá que demostrar que se puede tener un INCAA eficiente, con mucho menos personal, con menos burocracia”, afirma Fernando Sokolowicz.

“Van a desaparecer las películas que cuentan nuestras historias. Nos sorprende tanto que no se vea, desde hace mucho, no solo en este gobierno, el negocio que puede producir la producción audiovisual en un país. No hubo ningún interés en aprender cómo funciona el negocio audiovisual. Por ejemplo, en uno de los artículos marca que los productores podrán acceder a un subsidio una vez cada dos años. No tienen idea de lo que es tratar de generar una industria”, opina Daniel Pensa. Y agrega que lamenta que “se pierda la oportunidad de que crezca una industria que le podría dar mucho a la Argentina, y no solo en lo económico, sino en la venta de la marca país. El cine nos pone en el mundo, produce una industria, da trabajo, genera divisas que vienen del exterior”.

Ralph Haiek, presidente del INCAA entre 2017 y 2019 (Foto: Santiago Saferstein)

Para Daniel Rojze “el gobierno siempre habla que quiere que el sector privado florezca, pero ha sido el Instituto quien ha beneficiado enormemente al sector privado de la producción. Esta institución nos ha colocado en el lugar que estamos como industria cinematográfica. Somos referentes, y no solo de la región”.

Desde una vereda opuesta, Ralph Haiek expresa optimismo sobre la futura conducción del Instituto, todavía no anunciada. “Espero que sea gente idónea y con ganas porque va a tener mucho trabajo. Hay un diagnóstico que yo vengo escuchando y habla de cuentas impagas, de cantidad de empleados o cantidad de proyectos aprobados (escuché una barbaridad de 1200 proyectos aprobados, es todo un desvarío que no ayuda a poner foco). Este es un sistema que claramente necesita encaminarse porque si tenemos talento y el mundo lo demanda, sería muy lastimoso perderlo”.

Fuente: https://www.infobae.com/tag/policiales