Los fondos están íntegramente ligados a cuestiones como la reducción de emisiones de CO2 o de huella hídrica, utilización de energías renovables, y reciclado, entre otros ejemplos; al igual que metas sociales, financiando proyectos de impacto positivo en la comunidad como infraestructura, vivienda y agua potable.
En Argentina ya representan más de la mitad de la deuda sostenible, alcanzando el 59,5% del monto emitido a septiembre del 2023, seguido por los bonos vinculados a la sostenibilidad (24%); bonos sociales (8,5%) y bonos sostenibles (8%).
Este recurso de financiamiento no es sólo una política empresarial amigable con el medio ambiente, hoy es también un fin redituable. Los inversionistas que no comprendan que la sustentabilidad implica nuevos mercados y oportunidades de negocios perderán liderazgo en el mediano y largo plazo.
Uno de los atributos con los que cuentan estos bonos está en el hecho de poder ser vistos como pioneros en un universo nuevo, enviando una señal fuerte de que la compañía piensa en términos estratégicos. Eso mejora el valor de las marcas involucradas, incrementa el enfoque institucional hacia las finanzas climáticas y apoya el crecimiento de una línea naciente de negocios. Otra de las ventajas que poseen es que los proyectos se consolidan con tasas de interés menores a las de las obligaciones negociables tradicionales, lo que implica un ahorro financiero.
También es fundamental que los emisores aporten información clara y fidedigna acerca de los objetivos de sostenibilidad de los proyectos a ser financiados, y de cómo se justifica su alineamiento a las categorías indicadas. De acuerdo con la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés), se deberá contar con un proceso especial para identificar los mitigantes de los riesgos materiales conocidos de impactos sociales y/o ambientales negativos de los proyectos relevantes.
El emisor que quiera colocar en el mercado de capitales instrumentos, bajo la etiqueta de SVS+, deberá actualizar información con la situación detallada del estado de avance de los proyectos financiados, sea a través de informes anuales, o de la publicación de hechos relevantes cuando sea conveniente.
En Argentina esta opción de deuda viene en constante crecimiento, comenzaron a emitirse en septiembre del 2019, marcando en el tercer trimestre de este año un nuevo récord. En concreto, se trata de doce bonos emitidos entre julio y septiembre por un total de u$s 204,4 millones. El total acumulado del período enero-septiembre es de 25, por una suma de u$s 595,4 millones, según la Comisión Nacional de Valores.
La mayor parte del financiamiento anual en este aspecto fue destinado a energías renovables, principalmente para la construcción de parques eólicos. Detrás siguen los proyectos del sector industrial que permitieron financiar la compra de maquinarias con eficiencia energética y la construcción de plantas o líneas de producción con altos estándares de sustentabilidad. También, para los sectores agropecuarios, de telecomunicaciones, construcción y financiero.
Aún lejos de Brasil, Colombia y Perú que encabezan las emisiones en América Latina, todo indica que de continuar con este ritmo más temprano que tarde se estará a la par de ellos en el ranking latinoamericano. Provincias cómo Mendoza o ciudades como Córdoba ya se sumaron a esta iniciativa, generando un precedente que sin duda va a ser seguido por sus pares.
Provincias, ciudades, grandes empresas, algunas pymes y ONGS ya demostraron que es una apuesta que da resultados concretos y brinda transparencia y credibilidad ante la sociedad. Sólo es cuestión de tiempo para que haya un mayor conocimiento sobre esta vía de financiación que llegó para quedarse. Ser socialmente responsable ya es una obligación para las empresas que busquen desarrollarse y generar un futuro sustentable.
Fuente: https://www.cronista.com/