Setenta y cuatro años de fe en el “Pesebre de Luján”

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El pesebre de la familia Hurtado, más conocido como “Pesebre de Luján”, lleva 74 años adorando al niño Jesús. La adoración fue iniciada por Berta Cruz de Hurtado y Daniel Hurtado.

El pesebre de la familia Hurtado, más conocido como “Pesebre de Luján”, lleva 74 años adorando al niño Jesús. La adoración fue iniciada por Berta Cruz de Hurtado y Daniel Hurtado.

Desde sus inicios el pesebre fue instalado en la calle Cerro Aguilar del barrio Luján, donde empezaron a adorar los vecinos de la zona. Actualmente los encargados del pesebre son Carlos Raúl Hurtado y su esposa.

Hace 74 años Berta Cruz de Hurtado y Daniel Hurtado, visitaron a un compadre en la ciudad de Cuzco (Perú) donde encontraron al Niñito en una urna. Al preguntar si sus compadres lo adorarían su respuesta fue negativa, por lo que decidieron traérselo a Jujuy para hacerlo adorar.

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Ni bien llegaron a Jujuy salieron a comprar tambores y bombos. Un trabajador les comentó que sabía tocar la quena, por lo que decidió formar parte de la banda de música.

Carlos Hurtado comentó que el día que llegó el niñito, armaron el pesebre y en Nochebuena se largó una tormenta fuerte, por lo que pensaban que no podrían llevarlo a misa. Y justamente un rato antes de que comience la misa, milagrosamente el cielo se despejó y pudieron llevarlo al templo por primera vez.

En esa época comenzaron a adorar con guardapolvos blancos. “Me contaban mis hermanos que la primera vez que salieron adoraron una cuadra. Era una cuadra de chicos todos vestidos de blanco, contentos porque recibirían sus regalitos. Luego se cambió el uniforme con chaqueta y boina verde durante varios años. Al pasar el tiempo empezaron a cambiar los uniformes todos los años”, dijo Hurtado

Los más chiquitos no podían quedarse afuera por lo que comenzaron a vestirlos de angelitos. Ellos fueron los primeros que implementaron las “mariposas”, que junto con los angelitos acompañan adorando.

Los Hurtado armaron el pesebre en su casa. Asisten entre 120 chicos y adolescentes junto con 40 músicos. Si bien muchos vecinos de la zona son los que adoran, actualmente asisten los hijos, nietos y hasta bisnietos de aquellos que algún día formaron parte del pesebre.

En una época Carlos Hurtado había tomado la decisión de no sacar a adorar a los niños, ya que había mucha responsabilidad de por medio, pero si decidió abrir las puertas de su casa para que todos puedan visitar al niñito. En ese entonces se juntaron “enseñadores, músicos y promesantes” para poder dialogar con Carlos Hurtado. “Recuerdo que José Luis Iramain, quien en ese entonces era el jefe de la banda de música ( hoy nos mira y nos guía desde arriba, perdió la vida en un accidente de moto) era un maestro, enseñaba a los chicos a adorar, enseñaba a tocar la quena, los tambores. Él siempre hacía todo por la banda de música y por todos, ese día me dijo que el pesebre de Luján es de todos, entonces nosotros queremos hacernos cargo y salir a adorar. Ellos tomaron la iniciativa y se hicieron cargo junto con los papás, gracias a él y gracias a la gente, hoy seguimos con esta tradición, con este amor al niñito”, sostuvo.

Hurtado aseguró que son muchas las historias de fe y devoción que rodean al pesebre de Luján. “Todo depende de la fe que uno sienta, si uno tiene fe, las cosas van a pasar” dijo el actual esclavo.

Una de las historias de fe la de una niña que recuperó su salud gracias a la bendición del Niñito. “Hubo una familia que trajo a su hija para hacerle ´pisar´ por el Niñito. La niña se había caído de la planta alta de un edifico, ella llegó casi desmayada y luego de hacerse bendecir tres veces, llegó caminando y milagrosamente se curó”, relató Hurtado.

Otro acontecimiento que recordó fue el de una mujer que año a año brindaba el agasajo a los chicos del pesebre y hacía oficiar una misa para el Niñito. En una ocasión no tenía dinero para invitarlos al agasajo por lo que su madre Berta de Hurtado le dijo que lo que más importaba era la fe que ella tenía y que no se preocupara por el agasajo. Fue entonces que al tiempo llegó la mujer y trajo consigo un bombo nuevo para los músicos. Expresó que esos días que se sentía preocupada por no tener dinero para realizar el agasajo para los niños, se ganó la quiniela por lo que ella destinó lo que ganó al pesebre, ya que ella con toda la fe que tenía le pidió al Niñito que la ayude.

“Hace poco me comentó una de las chicas que viene a adorar desde Río Blanco que cuando nació su hijito no le daban mucha esperanza de vida, ya que era seis mesino y que si vivía, a lo mejor iba a tener problemas. Después del parto ella bajó a ver a su hijito y pensaba en el Niñito. Le pedí al Niñito que lo cure, que ayude a su hijito y hoy en día aquí están los dos adorando”.

Hurtado explicó que quienes están a cargo del Niñito se llaman “esclavos” y esta posesión se toma de por vida. Para él, “incluso más allá de la muerte” seguirá adorando al Niñito.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales