Hoy en día, las empresas tienen el poder de trascender la mera generación de valor económico, optando por la creación de valor compartido al gestionar el negocio mediante criterios sociales y fomentando una participación activa y colectiva.
De este modo, es evidente que este paradigma ha evolucionado con la introducción de nuevos modelos económicos, particularmente los “negocios sociales”. Este nuevo modelo no se centra simplemente en sumar contribuciones individuales, sino que busca cambiar fundamentalmente la forma de abordar los desafíos ambientales o sociales, reinvirtiendo la totalidad de sus ingresos en su resolución y creando un enfoque comercial innovador donde el crecimiento se traduce directamente en un mayor impacto positivo.
Y es que, en un negocio social, la finalidad de la inversión es exclusivamente lograr uno o varios objetivos sociales mediante la operación de la empresa, sin buscar ningún beneficio personal por parte de los inversionistas. La compañía debe cubrir todos los costos y generar beneficios al mismo tiempo que alcanza un objetivo social, como proporcionar agua potable segura o garantizar la nutrición de niños y familias, entre otros.
En este contexto, Matías Kelly, emprendedor e inversor de Impacto, Finanzas e Innovación Sostenible, Fundador en Sumatoria y socio en Beta Impacto VC, Natascha Hinsch, directora ejecutiva de la Red Argentina de Bancos de Alimentos, Javier García Moritán, director ejecutivo en Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) y Vanesa Vázquez, gerenta de Crecimiento Inclusivo y Sustentabilidad de Cervecería y Maltería Quilmes, se reunieron en un encuentro moderado por la periodista especializada en negocios Juliana Monferrán para analizar qué es el concepto de inversión social y cómo cambiaron las empresas en pos de alcanzar objetivos sostenibles a nivel social y medioambiental.
“En términos sistémicos, el modelo actual es de individualismo institucionalizado. Mejorar el impacto individual es importante, pero alcanza un límite. La verdadera evolución implica pasar de un enfoque individualista a la acción colectiva”, explica García Moritán.
Y agrega: ’Me parece que es sensato plantearse, cuando uno conduce una organización, de qué modo puedo llevar adelante mi actividad siendo rentable y promoviendo el mejor impacto en términos sociales y ambientales. Sin embargo, tiene un límite, y este mismo plantea dejar el individualismo como método y pasar a un modelo llamado la acción colectiva”.
Javier García Moritán, director ejecutivo en Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE).
Un ejemplo tangible de este modelo es Gauchada, la iniciativa social de Cervecería y Maltería Quilmes. “Gauchada es un proyecto que se ha desarrollado durante cinco años, fortaleciendo la red de organizaciones de la sociedad civil y reconociendo la necesidad de mejorar la nutrición en estos espacios. Es un negocio social vinculado al mundo de la cebada, reinvirtiendo todas sus ganancias para colaborar y buscando expandir este modelo”, explica Vanesa Vázquez.
Y agrega: ’Es por esto que surgió un negocio social 100% vinculado al negocio de la cebada, como un alimento aparte de una innovación, una manera distinta de hacer negocios que reinvierte el total de sus ingresos para poder colaborar. Hoy estamos pensando cómo hacemos para crecer fuerte ese negocio y permear hacia otros con este modelo”.
Según describe Hinsch, al referirse a acciones de filantropía, las empresas eran consideradas como ”empresas donantes”; hoy se transformaron en aliadas de las organizaciones, comprometidas con buscar soluciones a las necesidades reales trabajando codo a codo.
La filantropía evolucionó de ser considerada simplemente como donación a ser una alianza estratégica entre empresas y organizaciones. Natacha Hinsch destaca: “Hoy, las organizaciones trabajan conjuntamente con las empresas para abordar problemas reales, como el desperdicio de alimentos. Es una alianza donde ofrecemos soluciones juntos”.
Natascha Hinsch, directora ejecutiva de la Red Argentina de Bancos de Alimentos.
Por cada paquete vendido de Cebada Gauchada, Cervecería y Maltería Quilmes dona cebada a organizaciones de la sociedad civil y comedores. La iniciativa busca mitigar la inequidad en Argentina, un país marcado por la polarización social.
Y es que la Argentina hoy en día es uno de los países más polarizados, por eso es tan importante reparar el tejido social que se ha ido rompiendo, según describe Kelly. Un informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reveló que, sí a junio de 2022 había 10,6 millones de argentinos en condición de pobreza, en el mismo mes de este año la cifra ya alcanzó los 11,8 millones.
De esta forma, todos los presentes coincidieron en que hay una necesidad de un cambio de paradigma, pero no sólo eso, sino también de valorizar a todas aquellas personas que trabajan en conjunto con las organizaciones, personas reales.
Vanesa Vázquez, gerenta de Crecimiento Inclusivo y Sustentabilidad de Cervecería y Maltería Quilmes.
”Las líderes de Gauchada son las grandes conectoras de esta red y las grandes transformadoras de los barrios. Es muy importante hacer visible el trabajo que ellas hacen sin convertirlas en heroínas de su lugar, sino simplemente revalorizar el rol que tienen”, analiza Vázquez.
El modelo se fundamenta en la confianza y la contribución genuina para abordar problemas reales, y es en base a esta idea que Kelly reflexiona: “Debemos buscar un proceso que nos haga salir de esta crisis mejorados, aprendiendo a colaborar desde una perspectiva diferente”.
Matías Kelly, emprendedor e inversor de Impacto, Finanzas e Innovación Sostenible, Fundador en Sumatoria y socio en Beta Impacto VC.
Además, la acción colectiva, según García Moritán, no solo es esencial para estructurar esfuerzos de manera más efectiva, sino también para convertirse en política pública. ”La sociedad civil, el empresariado, la academia y el gobierno necesitan encontrarse en ámbitos formalizados de discusión, es clave para enfrentar las necesidades del territorio”, cierra.
De esta forma, a través de iniciativas como Gauchada, Cervecería y Maltería Quilmes afianza su compromiso con el bien social, a la vez que propulsa el fortalecimiento de la sociedad civil como un eje estratégico.
Fuente: https://www.cronista.com/