La noticia del cierre del Fondo Nacional de las Artes (FNA) propuesto por la llamada “ley ómnibus” del gobierno de Javier Milei cayó como un baldazo de agua fría no sólo entre sus empleados, sino en todo el campo cultural. El FNA es una institución que desde su fundación en 1958 se transformó en un pilar para que artistas de las más diversas ramas, desde el cine, la plástica o la literatura, pudieran acceder a incentivos monetarios que hicieran posible realizar sus obras.
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Desde la primera cámara fílmica de Leonardo Favio con la que realizó quizás la mejor película de la historia del cine argentino, Crónica de un niño solo a la beca de formación que permitió a la artista Marta Minujin realizar un viaje de estudios a Francia, o al músico Astor Piazzolla a comprar su primer piano. Pero también a centenares de creadores en todo el país que, mediante los concursos del FNA, postulan a acceder a becas, préstamos o subsidios a la creación y que construyen el fondo material de la cultura nacional.
La primera persona mojada con el agua fría del balde de la noticia fue Javier Torre, anunciado públicamente como presidente del FNA por el nuevo secretario de Cultura Leonardo Cifelli. En su primer acto público en la DAIA, el último día hábil de 2023, Cifelli dijo: “(Torre) es una gran persona, yo lo llamé para conducir el Fondo, veremos cómo sigue el tema, pero igualmente va a estar con nosotros en el equipo. Ya hablé con él”. El miércoles 3 de enero de 2024, Cifelli posteó en la red social X: “Las opiniones de Javier Torre, a quien estimo y respeto, son a título personal y no representan en absoluto el espíritu ni los objetivos de esta secretaría ni de este Gobierno, en particular, porque se trata de alguien que no ha sido designado en el cargo que se atribuye”.
Ese día había sido publicada una entrevista en la que Torre había respondido a la pregunta por el proyecto de cierre del FNA: “Me sorprendí muchísimo, no estaba preavisado ni me lo imaginaba. Máxime porque el Fondo de las Artes es autónomo, no depende de recursos del Estado y es una entidad ejemplar e histórica.(…) Si esto se hunde, yo soy el capitán y me tengo que quedar”.
En el mediodía de sol y clima templado de este jueves, Infobae Cultura entrevistó a Javier Torre en los jardines del museo Fernández Blanco, un edificio cultural emplazado en el centro de la modernidad del barrio de Retiro, pero que posee una arquitectura colonial muy propia de la época. Una metáfora de las mejores gestiones culturales que saben fusionar tradición y vanguardia. ¿Quizás el FNA podría haberlo hecho? Sin embargo, cuando se dialoga con Torre, ¿se habla con un funcionario del área?
—Torre, disculpe esta primera pregunta, pero: ¿usted es o no es presidente del Fondo Nacional de las Artes?
—Es una buena pregunta (ríe). Ni siquiera yo lo sé, te digo. A mí me convocó el secretario Cifelli para ser presidente del FNA hace un mes. Nos reunimos, le puse una serie de condiciones absolutamente normales, lógicas. Cifelli me dijo que me daba plenas libertades para hacer lo que yo quisiera y entonces acepté. Claro, sin designación, pero tampoco llegó la de Cifelli hasta el 2 de enero, antes de ayer, así que en todo caso se trataba de un debate entre dos no designados.
“Cifelli me dijo que me daba plenas libertades para hacer lo que yo quisiera y entonces acepté el cargo”, cuenta Javier Torre
—Cifelli dice que usted se atribuye el cargo.
—Él no puede decir que yo me autodesigné porque me designó él en una reunión concreta, fáctica. Y no fue sólo una reunión, aquella privada con Cifelli; luego me convocó a una reunión en el CCK en la que presentó a los miembros de los organismos autárquicos a Karina Milei, a quien él me presentó como presidente del FNA. Luego de la presentación y el saludo, ella nos felicitó, fue una reunión muy agradable.
—¿Entonces no se atribuyó usted mismo el cargo?
—Que Cifelli diga que me atribuyo el cargo me agravia en lo personal porque tengo una trayectoria bien ganada. Fui director del Centro Cultural San Martín, fui director del FNA cuando Amalita Fortabat fue su presidenta. Además de mi trayectoria como escritor y como director de cine. La familia a la que pertenezco está en el cine desde el año 1919, cuando mi abuelo hizo el guión de la película Palomas rubias, que dirigió José Agustín Ferreira. O sea, son 104 años en el mundo del cine, un caso excepcional. Nací en cunita de oro, como se dice vulgarmente, son películas que se ven todo el mundo, que han recorrido todos los festivales.
Este año se cumplen cien años del nacimiento de papá (el director Leopoldo Torre Nilson) el 5 de mayo. Yo quería hacerle un gran homenaje. Se lo voy a hacer en otro lado, obviamente. La Cinemateca Francesa lo va a hacer también. Entonces Cifelli no puede decir como que ‘me introduje’, viste, y me puse ahí… Me sentí muy agraviado. Yo soy una persona bastante conservadora, digamos, no soy un militante izquierdista, ni soy un peronista ortodoxo, ni mucho menos. Soy un caminador de la cultura, básicamente. Y simpatizo con muchas de las ideas liberales y además quiero que le vaya bien a este gobierno, no soy de los que quieren que le vaya mal. Pero le va a ir mal si hace estas cosas porque genera confusión. La cultura es un ámbito privilegiado para sanar a la sociedad, para cuidarla, para que los jóvenes tengan lugares de protección, de creación, de interpretación de la realidad.
Leonardo Cifelli, el secretario de Cultura durante la reunión en la sede de la DAIA, el viernes 29 de diciembre de 2023 (Foto: Adrián Escandar)
—Concretamente, ¿usted estuvo yendo a trabajar a las oficinas del FNA?
—Pero claro. Yo iba por la mañana al edificio de Adolfo Alsina, donde tenía mi despacho como presidente. Me dieron a elegir cuadros del patrimonio del Fondo para decorarlo. Había un Torres García, un cuadro extraordinario de Alonso, cuadros valorados en más de un millón de dólares, todos, en mi propia oficina. Solamente el Petorutti que tenía a mis espaldas del escritorio durante ese mes me llenó de energía. Me sigue durando esa energía y me va a durar años. Y a la tarde me iba a la casa de Victoria Ocampo, que es un lugar fastuoso, donde está la sede. Tenía un colaborador que me pusieron y empezamos a planificar una muestra con todo el patrimonio histórico del Fondo para inaugurar el día 18 de enero.
Íbamos a lanzar la programación ese día con una muestra de pinturas y artesanías del Fondo que son valiosísimas, junto a un homenaje a Fernando Birri con una película que le produjo el FNA. Yo conocí a Birri, tenía su amistad, fue muy amigo de mi padre. Íbamos a proyectar un corto de 20 minutos que está guardado en el Fondo, que tiene un patrimonio extraordinario: iba a ser el homenaje a todos los directores del cine argentino. Ya había combinado con la sociedad de directores y el 18 de enero iba a invitar a todos los directores sin distinciones a ese homenaje. Bueno, quedé como el diablo con todos porque se suspende ese homenaje. Por suerte lo entienden. Están todos apoyándome.
“Me sentí agraviado”, afirma Javier Torre
—¿Designó al directorio del FNA?
—Yo no designé a nadie, sí hablé con gente muy importante. De palabra, había formado todo un directorio extraordinario. Con Josefina Delgado, que aparte de ser una ensayista extraordinaria, es una escritora amiga de Cortázar, amiga de José Donoso, una figura de la cultura argentina, alguien excepcional. Con ella íbamos a hacer un gran homenaje a Cortázar en el año del aniversario de su muerte. Porque además Cifelli me dijo que podía utilizar cuando quisiera las instalaciones del CCK, entonces pensé: “Bueno, lo utilizamos el 14 de febrero para homenaje a Cortázar”. El gran homenaje a Cortázar iba a consistir en tomar todo el CCK, iluminarlo de una manera particular, hacer una lectura abierta de Rayuela, hacer una gran muestra de fotos, convocar personalidades que le rindieran tributo. Bueno, eso ha quedado en la nada.
Llamé a Juan Bautista Stagnaro porque es un director de cine de gran trayectoria; a Diego Berardo, que había trabajado conmigo en el San Martín; a Pablo Gianera, que es un ensayista magnífico y un experto en la revista Sur, de Victoria Ocampo, que para mí es un ejemplo. Y para renovar quería introducir, como en Francia, la moda en el campo de la cultura, y quería llamar a Mariana Arias.
—Pero para un despliegue de esas características debía informar a Cifelli.
—Teníamos intercambios permanentes, nunca hubo un corte hasta hace 72 horas. Él sabe que yo tengo una relación de mucha amistad con Susú Pecoraro y me pidió si la podía poner en el directorio. Le dije que me encantaba la idea. También le dije que me gustaría integrar a Sofía Gala, que es la hija de Moria Casán y que es extraordinaria, que me parecía disruptivo y me dijo que “mejor, no”. Lo digo para ejemplificar todos los intercambios que teníamos.
Sofía Gala, propuesta por Javier Torre para el Fondo Nacional de las Artes
—Una hipótesis indica que el secretario Cifelli no sabía que la Ley Ómnibus iba a plantear el cierre del FNA.
—Ahí entramos en un aspecto trágico de esto: si él no sabía, bueno, lo tendrá que explicar. Si sabía, me hizo caer en una trampa.
—El gobierno dice que es una época de ajuste.
—Si él pensaba echar gente, yo no. Más porque en el Fondo de las Artes trabaja gente muy especializada, jóvenes que son novelistas, poetas, músicos, especialistas, chicos que se han ido especializando y no son el empleado público común, entre comillas. En este mes hicieron unos reels muy lindos en homenaje a Yuyo Noé, a María Elena Walsh, a Berni. Hermosísimo lo que armaron. Se trataba de difundir la acción del FNA, ya que esos artistas recibieron becas que les permitieron realizar parte de sus carreras. Pero también están los desconocidos, hay gente del interior que con una suma mínima pudo comprar una guitarra o solventar una investigación.
El Fondo tiene 491 puntos digitales, sucursales distribuidas en todo el país y conectadas entre sí. Eso estaba dejado de lado y yo quería que Diego Berardo los pusiera en marcha de nuevo. No soy un improvisado, tampoco quiero ser un vanidoso, pero yo debo ser uno de los gestores culturales con más práctica en la Argentina, con más conocimiento de campo. Yo podía volcar en el Fondo esa experiencia. El FNA no tiene un gran presupuesto, pero yo sé cómo hacer sin plata. Cuando Milei dice: “No hay plata”, bueno, yo sé hacerlo sin plata.
Javier Torre afirma que no pensaba en echar empleados, y que el secretario Cifelli sí
—¿La existencia del FNA implica más impuestos para los ciudadanos?
—No, el FNA es totalmente autosustentable y es además de una transparencia absoluta. Es decir, la plata no la puedo dar yo, la tiene que dar el directorio después de un análisis minucioso de las propuestas de los interesados. Siempre fue así. Leonardo Favio hizo Crónica de un niño solo con una cámara que pudo comprar gracias al Fondo Nacional de las Artes. Eso es fantástico porque esa es una de las obras consideradas como la mejor película de la historia del cine argentino.
—¿La forma del financiamiento podría ser controversial? En un artículo de septiembre de 2023, Federico Sturzenegger decía: “Eliminar el FNA sería devolverle la plata a la cultura, no lo contrario”. Se supone que Sturzenegger debe saber, ya que su propia esposa Josefina Rouillet trabajó en el FNA.
—Bueno. Primero: yo tengo respeto. Tengo respeto por su señora como por el señor, no tengo ninguna aversión contra ellos, ni tengo paranoias, ni prejuicios. Me encantaría sentarme a hablar con ellos. Yo creo que hay un error conceptual. Él dice que esto es un impuesto, que ese impuesto se da de bruces contra lo que ellos aspiran como funcionamiento económico en la Argentina. No es un impuesto. Es el pago de un servicio que si no se lo quedaría en otros. Si yo hago una película sobre Mickey Mouse, Mickey Mouse pasa a ser un negocio para mí, entonces yo tengo que pagar por ese beneficio a quien es el dueño de esos derechos y ese dueño es el Fondo.
Federico Sturzenegger criticó la forma de financiamiento del FNA (Foto: Télam)
No hay un beneficio que no sea el del círculo virtuoso que alimenta la recaudación del Fondo. No es un impuesto que vos pagás al Fondo, es un canon que quien se beneficia con ese bien cultural, deja al Fondo Nacional de las Artes, que a su vez lo invierte en creadores. Esto es clarísimo y es lo que este buen hombre no sabe expresarlo bien, pero me encantaría sentarme con él. A veces cuesta un poquito entender estas cosas. No he tenido el gusto de conocer a su esposa, pero ya es tarde. Yo no vuelvo más al Fondo.
Hasta hace dos días, Torre fue a las oficinas del Fondo. También demostró simpatía por la acción que miembros del campo cultural realizaron el último sábado de 2023, con un abrazo a la sede del FNA y una marcha hacia el Instituto Nacional del Teatro. La movilización, de la que participaron Marta Minujin, Rubén Szuchmacher, Luis Felipe “Yuyo” Noé, Luisa Valenzuela, Emilio García Wehbi y muchos otros (en total fueron unas 3000 personas, había rechazado el cierre del Fondo.
Torre califica como “error conceptual” la opinión de Federico Adolfo Sturzenegger sobre el Fondo Nacional de las Artes
“Es un error desde el punto de vista político, y desde el punto de vista social y cultural —dice Javier Torre—. El Fondo de las Artes le significa nada al Estado y le da muchísimo. Es un ente sanador, es contenedor. No pierdo las esperanzas, A lo mejor todo esto que estoy pasando es una especie de inmolación para que el Fondo siga. Si es así, entonces esta inmolación me parece perfecta. En cambio, a Cifelli no lo entiendo. Es como si un Ministro de Agricultura quisiera aniquilar las vacas. Nunca vi nada de lo que él haya hecho, no conozco su trayectoria porque no es pública. Lo digo bien por qué hay mucha gente que está en su situación y yo la respeto. Pero si su concepción es cerrar y clausurar, yo me abro. Claramente, él tendrá sus razones. Yo eso no lo acepto. Estoy en contra. Yo creo que el Fondo tiene que seguir.
[Fotos: Franco Fafasuli]
Fuente: https://www.infobae.com/america/